Por Agustín Pérez, director de Ágora Social
En la captación de fondos, siempre se produce una tensión entre trabajar por obtener resultados inmediatos o para sembrar de forma que se recojan mayores mejores cosechas futuras.
Hay una extendida opinión de que la captación de fondos no consiste en conseguir dinero ya sino crear base social y gente comprometida con la misión de forma duradera. Esto es muy cierto.
Pero también lo es que muchas ONG necesitan fondos de manera urgente. A menudo se trata de una situación financiera sobrevenida porque ha habido un recorte súbito en sus fuentes de financiación tradicionales. La búsqueda de alternativas lleva su tiempo, entre analizar cuáles son las más convenientes y reunir a continuación las condiciones necesarias para reorientar el programa de captación.
En tal situación, puede ser necesario redimensionar su actividad y su estructura. Pero, aunque disminuyan de tamaño, seguirán probablemente teniendo necesidad acuciante de obtener cierta cantidad de recursos. No pueden esperar a construir un modelo de financiación ideal dentro de varios años. Esta lógica es un serio obstáculo para que empiecen a actuar con visión a largo plazo.
En una situación más desahogada, no hay una disyuntiva entre la apuesta por el corto o el largo plazo. Lo normal es tener que conjugar ambas necesidades. Hay que tener una cartera de iniciativas orientada a producir resultados cercanos y otras orientadas a construir una sólida base de apoyo para la sostenibilidad a largo plazo. Un buen plan estratégico de captación de fondos consiste, en mi opinión, en dosificar adecuadamente ambos componentes.
Se dice que para conseguir una financiación estable y duradera se necesita contar con una base social. La espina dorsal de un modelo de financiación sólido puede ser tener una amplia base de donantes individuales o corporativos recurrentes.
¿Y qué se puede hacer para conseguir ingresos de forma más inmediata?
Los métodos que tienen un retorno más rápido son, entre otros posibles, la organización de eventos de recaudación de fondos no excesivamente complejos, las campañas de crowdfunding, la solicitud de apoyo a empresas adecuadamente seleccionadas o el apoyo de otras entidades sin ánimo de lucro que puedan organizar actividades de recaudación a beneficio de la organización.
Acciones como estas pueden fructificar al cabo de varios meses. En cambio, crear una base social es una carrera de fondo que lleva años de trabajo y que puede ser rentable al cabo de un año o aún algo más de tiempo.
Conviene no instalarse en la complacencia de unas fuentes de financiación que aparentan estabilidad pero que pueden sufrir cambios súbitos. Es mejor prepararse ante tales eventuales cambios. Porque cuando sobrevienen y la situación es apremiante, es probable que ya sea tarde y que se adopten decisiones precipitadas que no servirán sino para agravar el problema.
Asegúrate de que parte de los programas de captación de fondos que planificas te pueden dar el dinero que necesitas y que otros, aunque no sean tan rentables a corto plazo, sean la base de la prosperidad futura.
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