La horizontalidad de las ONG en la transformación digital

Marta Pahíno, Project Manager Digital

La “nueva normalidad” ha traído nuevos retos a muchas ONG, obligándolas a adaptar su trabajo cotidiano al nuevo entorno de trabajo remoto y digital. La situación que hemos vivido en estos últimos meses ha hecho ver las carencias de las organizaciones en cuanto a su infraestructura y cultura digital.

¿Pero cómo podemos conseguir que nuestra organización trabaje de forma más fluida ahora que las cosas están cambiando tan rápido? Poner en práctica la horizontalidad dentro de las ONG puede ser la respuesta a esta pregunta.

¿Qué es la horizontalidad?

Significa la eliminación de jerarquías o al menos la suavización de las mismas. Favorece la agilidad de los procesos llevados a cabo dentro de una organización y dinamiza la actividad general de esta a la hora de tomar decisiones.

En los tiempos que vivimos, ha perdido sentido aferrarse a modelos de trabajo que no funcionan y en los que perdemos nuestra misión y visión entre burocracia y tiempos de espera. Por tanto, es necesario aprender una nueva forma de administrar nuestros equipos para poder salir adelante en esta época de transformación digital.

¿Cómo podemos adaptarnos a este nuevo estilo de trabajo?

Lo primero, es que cada organización debe analizar su situación por dentro para poder identificar cómo está formado su equipo para poder llevar a cabo esta desjerarquización y poder identificar las fortalezas de cada uno de los miembros del equipo.

Y lo segundo, es necesario comenzar una etapa de transición en la que la clave está en el cambio de mentalidad o “mindset”. Al fin y al cabo, se trata de “cambiar el chip” para poder implementar algunas prácticas, que independientemente de los cambios que tengamos que hacer en la infraestructura digital de nuestra ONG, nos faciliten el camino a la hora de transformar la cultura organizacional. Estos 4 consejos te ayudarán a llevarlo a cabo:

➤ El empoderamiento individual: permitir a los miembros de nuestro equipo que trabajen con autonomía es fundamental para empezar a poner en práctica la horizontalidad. Debemos confiar en las personas con las que trabajamos y estas también deben sentir que pueden trabajar de forma independiente y poner en práctica sus ideas sin que un superior controle cada paso que dan durante el desarrollo de un proyecto o una actividad.

➤ El compromiso en equipo: hacer partícipe a los miembros de un equipo en un proyecto como iguales fortalece el nivel de compromiso con la organización. Cuando el compromiso aumenta, el trabajo en equipo y el aportar valor cobra más importancia dejando atrás los modelos en los que la responsabilidad de sacar adelante un proyecto recae solo sobre los máximos responsables de una organización.

➤ La planificación y organización de proyectos: no debemos confundir la horizontalidad con el caos. La falta de jerarquía no tiene que suponer la falta de orden. Y para esto, es necesario estructurar bien nuestras tareas, definir objetivos, fijar días de entrega de proyectos y tener un espacio online donde sea fácil identificar todos estos pasos para cualquier miembro del equipo (por ejemplo: usando una herramienta de gestión de proyectos online).

➤ La comunicación proactiva: es muy importante una comunicación fluida con el equipo donde todas las personas que lo forman están al día de las cosas relevantes que suceden en la organización y en los proyectos en los que trabajan. A la vez, es igual de importante tener una comunicación abierta donde no solo se comuniquen órdenes, sino que se cree un espacio de confianza donde se escuchen las ideas y las opiniones de los demás para mejorar el trabajo en equipo.

Este es el momento de hacer cambios y aprovechar esta situación de “cambio forzoso” que hemos detectado como una amenaza y convertirla en una oportunidad para que las ONGs salgan reforzadas a través de la horizontalidad en la era digital.