Fundraising en femenino

Por Agustín Pérez, director de Ágora Social

El fundraising en España es en su mayoría obra de mujeres. No hay estadísticas, pero se aprecia a simple vista en los foros profesionales. Y lo mismo sucede en países de nuestro entorno. Así, según el Institute of Fundraising, en el Reino Unido tres de cada cuatro fundraisers son mujeres.

Otra cosa es si la profesión está masculinizada o no lo está. Sobre esto, no tengo una apreciación clara.

Lo que sí creo que es que una buena captación de fondos debe reunir cualidades masculinas y femeninas, de acuerdo con la atribución que se suele hacer a cada uno de estos géneros. Pienso que los roles de género deben ser superados. Sin embargo, hoy todavía operan y por ello tienen un valor explicativo.

Es una actividad que requiere autoconfianza, asertividad y cierto grado de competitividad, rasgos tradicionalmente asociados a los varones en el contexto profesional.

Y también requiere cualidades femeninas: capacidad de escucha, empatía, formas de liderar más inclusivas y cuidadoras, disposición a la colaboración y a apoyar a los integrantes más noveles en el equipo, capacidad para tejer y mantener relaciones sociales.

Estoy convencido de que la fórmula secreta del éxito en la captación de fondos reside en una combinación de buenos jugadores de equipo, organizados de forma en que se obtenga el mayor rendimiento como equipo (no solo de los miembros más talentosos) y que trabajan con una cultura interna propicia.

Ya dijo Peter Drucker que la cultura se come a la estrategia en el desayuno. Por ello, es esencial asegurarse de que esa cultura no se vea contaminada, como sucede en ocasiones, por una masculinidad tóxica que haga que los componentes del equipo compitan entre sí para ver quien se coloca las medallas, que propicia trabajar en silos departamentales hostiles entre sí y que priman los resultados económicos inmediatos sobre las relaciones construidas.

Para evitar estos aspectos negativos de una cultura no basta con una mayoría femenina entre quienes ejercen la captación de fondos. Es preciso que ocupen de forma igualitaria los puestos directivos. No solo en este ámbito profesional, sino también en las direcciones generales y en los órganos de gobierno. Porque la cultura se establece desde la cúspide.

Aquí todavía queda mucho camino por recorrer. Sería muy esclarecedor conocer cómo se distribuyen los puestos de captación de fondos entre hombres y mujeres en sus diferentes niveles de responsabilidad.

Entre tanto, abogo por un fundraising más “femenino” en su forma de concebirlo, más allá del género de quienes lo ejercitan.