¿Es la ciudadanía la mejor fuente de financiación para las ONG?
May 30, 2019Agustín Pérez, director de Ágora Social
Con la crisis económica se produjo un cambio de modelo que ha provocado que la ciudadanía haya sustituido a las administraciones públicas como principal fuente de financiación. ¿Es este un cambio beneficioso o perjudicial para las ONG?
La financiación del tercer sector se ha asentado en buena parte en la financiación pública. Sin embargo, esta se ha visto significativamente reducida. Las aportaciones de obras sociales se han reducido drásticamente y no hay visos de que vuelvan a los niveles del pasado. Por su parte, la colaboración empresarial nunca ha sido un pilar importante para el conjunto del sector. Ahora, el apoyo ciudadano es el principal sostén de las ONG.
Como sucede con las alteraciones profundas de un ecosistema, los seres que lo habitan tienen que adaptarse si quieren sobrevivir. Los más adaptativos, no necesariamente los más grandes o poderosos, serán quienes prosperen en las nuevas condiciones. Hay organizaciones que me recuerdan a los osos panda, que dependen de una única fuente de sustento. Sobre todo se encuentran entre las organizaciones pequeñas y medianas, principalmente el sector de la asistencia social. Estas son muy vulnerables porque dependen casi exclusivamente de una única fuente de sustento: la financiación pública.
Para prosperar en este contexto cambiante, de gran incertidumbre y aguda concurrencia, las organizaciones tienen que parecerse más a un oso pardo. Animal oportunista donde los haya, en el buen sentido del término. Capaz de aprovechar una amplia variedad de recursos que tiene a su alcance, que busca diferente tipo de alimento según la estación, capaz de vivir de sus reservas cuando este escasea. Un animal versátil, que puede correr velozmente cuando es necesario, trepar a un árbol o pescar en las agitadas aguas de un río.
Ventajas e inconvenientes
Las ventajas de que una organización cuente con una sólida base social de apoyo es que será más sostenible, ya que la ciudadanía es la fuente de ingresos más estable y predecible. Proporciona además una cantera de voluntariado y de activistas para las organizaciones que promuevan este tipo de participación. Y les proporciona además mayor legitimidad social y mayor independencia política.
No todo son ventajas, claro está. Entre los principales inconvenientes es que es una tarea ardua construir tal base social. Es una carrera a largo plazo que requiere una importante inversión económica. Gestionar fuentes de financiación más diversificadas y entre ellas multitud de pequeñas aportaciones requiere un sistema de gestión y de comunicación más complejo que el modelo de financiación basado en subvenciones y otras ayudas institucionales.
Para crear una amplia base social se necesita llevar a cabo procesos de captación de fondos integrados a nivel nacional, siguiendo una estrategia bien definida que sea ejecutada por un equipo profesional. No creo que pueda llevarse a cabo mediante acciones locales inconexas, llevadas a cabo por personal voluntario o por personal remunerado no especializado.
Alternativa o complementariamente a una amplia base de pequeños donantes, se puede llevar a cabo una labor de captación más selectiva para atraer grandes donaciones. Así mismo, los legados van cobrando cada vez mayor importancia y crecen a buen ritmo a medida que la gente con cierto patrimonio y mayor libertad para disponer de él toma conciencia de la posibilidad de hacerlos.
No existe una suerte de piedra filosofal en la captación de fondos. Cada organización debe escoger el modelo de financiación que más convenga según su misión y su forma de trabajar. Normalmente lo más indicado será una determinada combinación de fuentes de financiación, en diversa proporción. Además de ello, una fórmula determinada de perfiles de potenciales financiadores, de propuestas de valor y de estrategias de comunicación.
El debate sobre si es beneficioso o perjudicial que la ciudadanía haya sustituido a las administraciones públicas como principal fuente de financiación probablemente nunca se cierre. Este cambio las perjudica de manera inmediata, porque se ven apremiadas a buscar el dinero que ya no les llega a través de subvenciones y contratos. Aunque tal vez sea beneficioso en el largo plazo para el sector si este consigue, con sus llamamientos a la participación, que un mayor número de personas se impliquen.
Esta entrada de blog se basa en un extracto del libro ‘Introducción a la captación de fondos’, una guía sencilla para desarrollar con éxito un programa de captación de fondos privados.
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