Atender lo urgente y lo importante
Nov 25, 2014Por qué diseñar una estrategia de captación de fondos es vital para cualquier ONG
Por Inma Muñoz, consultora en Ágora Social.
Desde que comenzó la crisis económica, las ONG se han visto inmersas en una muy disputada carrera para conseguir fondos. Un buen número de ellas han abandonado porque no estaban para nada en forma y otras muchas están haciendo esfuerzos ímprobos por mantenerse en pie.
La financiación pública destinada al desarrollo de políticas sociales, en parte sustentadas por la labor de las organizaciones no lucrativas, ha sido drásticamente reducida, mientras las necesidades sociales siguen creciendo.
Las fuentes de financiación privadas también se han visto reducidas, sobre todo las aportaciones de otro financiador histórico para las ONG, las cajas de ahorros y sus obras sociales, debido a la situación financiera y al proceso de reestructuración del sector bancario.
Sin embargo, la crisis no solo plantea el reto urgente de cómo sustituir las fuentes de financiación perdidas. También ha dejado al descubierto la debilidad del modelo de financiación de gran número de organizaciones no lucrativas, caracterizado por una excesiva dependencia de la financiación pública. Según un informe realizado por la Fundación Lealtad que analiza 181 ONG y su evolución en el periodo que abarca de 2007 a 2013, las ONG de medio ambiente son las que más dependencia de la financiación pública tienen con un 63,4%, seguidas de las ONG de acción social (53,4%), frente a las de cooperación al desarrollo y acción humanitaria, cuya financiación pública representa un 49,9%.
La crisis también condiciona la prevalencia en las causas que despiertan la atención de socios, colaboradores y financiadores. En los momentos de mayor dificultad existe un incremento en el interés por apoyar causas sociales cercanas.
La destrucción del empleo, la reducción de los salarios y el recorte en servicios básicos como la educación y la salud están detrás del incremento de los niveles de pobreza en España. Según revela el informe de Cáritas Europea, España es el segundo país de la Unión Europea con mayor índice de pobreza infantil. No es de extrañar que la pobreza y la infancia sean las causas que despiertan más sensibilidad e interés por apoyar. Tampoco lo es que se vuelva a centrar la atención en nuestro país, en detrimento de la ayuda que se destina a países en vía de desarrollo.
Además, la crisis ha cambiado la manera de rendir cuentas. El modelo de la financiación pública en el que priman los principios de legalidad y transparencia es insuficiente. No se trata solo de aportar información veraz sobre el origen y destino de los fondos, de acreditar que el dinero se destina al fin para el que se ha solicitado. Los donantes quieren organizaciones eficientes y conocer el impacto social de sus aportaciones.
Estos cambios políticos, económicos y sociales se producen en un entorno tecnológico que evoluciona vertiginosamente. De forma continua aparecen nuevas herramientas que permiten explorar otras formas de relacionarse y de interactuar.
En este contexto, son muchos los retos a los que se enfrentan las organizaciones no lucrativas. Diversificar las fuentes de financiación, priorizar líneas de actuación, explorar nuevas herramientas o dar un mayor protagonismo a la ciudadanía son algunos de estos retos.
Ahora bien, ¿cómo afrontar los cambios? Algunas organizaciones se han lanzado a la puesta en marcha de acciones para atraer financiación privada sin trazar una estrategia completa. Actuar así puede conducirlas a asumir riesgos innecesarios, a invertir tiempo y recursos sin saber cuál va a ser el retorno de la inversión, a desaprovechar el potencial de la entidad.
En el mejor de los casos, se obtendrán resultados a corto plazo que cubran necesidades urgentes de la organización. Pero la financiación es una necesidad a corto, medio y largo plazo.
Quizás lo urgente sea obtener fondos, pero lo importante es garantizar de forma duradera la sostenibilidad de la institución y la ejecución eficaz de su misión. Por desgracia, no existen las recetas mágicas para lograrlo, pero nosotros creemos que contar con una buena estrategia de captación de fondos aumenta las posibilidades de éxito.
También nos ayudará a crear una cultura de la captación de recursos en nuestra entidad, ya que en su elaboración se puede involucrar a distintas instancias de la organización. La estrategia de captación garantizará que las fuentes de financiación a las que se accedan, los recursos que se obtengan y las alianzas que se establezcan estén alineadas con la misión y valores de la entidad.
La crisis ha situado a las organizaciones en un nuevo contexto que hace necesario, hoy más que nunca, que las entidades tengan una estrategia de captación de recursos que muestre la hoja de ruta a seguir en los próximos años, que atienda lo importante además de lo urgente, y que sienten las bases para el crecimiento de la organización.
¿No sabes por dónde empezar para desarrollar la estrategia de captación de fondos de tu entidad? Contacta con nosotros y te ayudaremos a elaborarla.
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